martes, 9 de noviembre de 2010

La tradición en acción: El Domo de Milán


La obra se inició en 1386 en estilo gótico francés medio (rayonnant). En 1399 un arquitecto traído especialmente de Francia le dio al proyecto ideas para mejorar los instrumentos y las técnicas de construcción, especialmente para elevar las piedras hasta alturas sin precedentes. Para 1402, año de la muerte del primer Duque de Milán, la mitad de la catedral estaba terminada. Durante el siglo XV, excepto algunas construcciones menores, el ábside, parte de la nave y algunas capillas laterales, la obra estuvo parada. En 1500 y durante diez años, se construyó la cúpula octagonal y se decoró su interior con quince estatuas. Luego se agregó el gran órgano del lado norte del coro (1552) y el famoso candelabro Trivulzio (1562). Entre 1575 y 1585 se reconstruyó el presbiterio y se agregaron nuevos altares menores y el baptisterio. En ese tiempo, San Carlos Borromeo consagró el templo. En 1614 se agregaron los escaños de madera en el coro del altar mayor. A lo largo de los siglos XVII y XVIII se discutieron varios proyectos para terminar la fachada que, principalmente por falta de fondos, no pudieron llevarse a cabo. En 1762 se agregó la aguja de la "Madonnina" a 108,5 metros de altura. En 1805, Bonaparte mandó terminar la fachada, lo cual se hizo en gótico según el proyecto de Buzzi de 1649 con algunos detalles neogóticos, como por ejemplo los vitrales superiores. A lo largo del siglo XIX se fueron agregando los arcos y agujas faltantes, así como las estatuas del muro sur. La última puerta fue inaugurada a comienzos de 1965. Aún hoy se están finalizando algunos bloques que no estaban tallados.

Piedra sobre piedra, con idas y vueltas, frenadas y aceleres, veinticinco generaciones de milaneses, durante más de seis siglos, han levantado una catedral de la que se sienten orgullosos, ejemplo de magnanimidad y belleza, y de que Las Tres Leyes Naturales de la Arquitectura Eclesiástica Católica no son mera cuestión de recursos económicos, sino de la paciencia que significa formar parte de un proyecto de muy largo aliento, la humildad de saberse un mero eslabón de una cadena de generaciones y la confianza puesta en Aquél de Quien en última instancia depende el éxito o no de la obra y de Quien proveerá cómo y cuándo quiera.






Fuente: CapZicco

 

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